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¿Jóvenes sin armarios?


En los últimos años, he oído la expresión de que estamos ante la generación 'sin armarios', que mereció incluso un reportaje de El País Semanal. ¿De verdad hoy las y los jóvenes no tienen "armarios"? Una cosa es que haya mayor visibilización de la diversidad sexual y de género, e incluso de que hayamos asistido (y provocado) avances legislativos de gran importancia en este sentido como el matrimonio homosexual o la posibilidad del cambio de sexo en el registro civil, y otra muy distinta es que no exista discriminación por este motivo en las nuevas generaciones. Los datos no son tan positivos. Ojalá el cambio de mentalidades fuera tan fácil.

El 28 de junio celebramos el Día del Orgullo LGTB (1). En torno a esta fecha, el Colectivo LGTB Gamá, presentó los resultados del estudio 'Actitudes ante la diversidad sexual de la población adolescente de Las Palmas de Gran Canaria', el primero de estas características que se realiza en Las Palmas de Gran Canaria y que alerta que el 56% de estudiantes de entre 11 y 21 años se siente discriminado por su orientación sexual tanto si son homosexuales como heterosexuales, es decir, tanto si es real o percibida. Además, el 21% refiere haber presenciado insultos, burlas o agresiones y un 23% haberlas recibido por este mismo hecho. Por último, el 26% de los que confirman que son homosexuales, no lo revela por miedo al rechazo o a la vergüenza, lo que nos indica que 'armarios' hay y que necesitamos herramientas para desmontarlos.

Parece que las y los jóvenes LGTB se encuentran con un importante dilema que en cualquier caso, comporta sufrimiento: ocultarse en 'el armario' renunciando a vivir con naturalidad su sexualidad o salir de él aumentando su nivel de exposición a las agresiones LGTB-fóbicas.

Las conclusiones del estudio del Colectivo LGTB Gamá, están en correspondencia con otros estudios realizados en los últimos años, uno de ellos en San Bartolomé de Tirajana y Coslada (2006) en el cuál se afirmaba que el 82% de las y los jóvenes ha presenciado insultos homófobos; el 50,2%, amenazas; el 51,8% violencia física, el 37,0%, palizas; y exclusión el 51,9%. En el estudio INJUVE (2011) se obtienen datos similares: el 80% de la población joven española reconoce haber sido testigo de agresiones verbales a personas con sexualidades no normativas; un 40%, de situaciones de exclusión; un 20% de violencia física. Entre la juventud LGTB, quienes están en una peor posición parece que son las y los jóvenes transexuales que sufren riesgo de aislamiento, discriminación, violencia y acoso escolar, con el subsiguiente abandono escolar (COGAM/UAM, 2010). Un reportaje de hace unos días hablaba de las experiencias vitales de las y los jóvenes LGTB, que dan muestra de la diversidad de situaciones y de los obstáculos que tienen que sortear, 'No sabía si era gay, pero no quería serlo'.

Con todo ello, se puede afirmar que la orientación sexual y la identidad de género son factores que colocan al alumnado en riesgo de sufrir acoso escolar.

Hay dos hechos fundamentales:

- Un importante porcentaje de adolescentes sufre violencia, principalmente psicológica pero también física, a causa de su orientación sexual o identidad de género, real o percibida. Buena parte de este porcentaje lo hace en silencio.

- La mayoría de las y los jóvenes no encuentra referentes de la diversidad sexual ni en sus familias ni en el ámbito educativo. Tampoco apoyo y seguridad en caso de agresión por esta cuestión.

El Informe 'Acoso escolar (y riesgo de suicidio) por orientación sexual e identidad de género: Fracaso del Sistema Educativo' realizado por la FELGTB (2) para el Defensor del Pueblo, afirma que más de una veintena de estudios procedentes de ambitos geográficos y metodologías diversas llegan a la conclusión de que el sistema educativo español no es un espacio seguro para las y los jóvenes LGTB, que con frecuencia sufren acoso, discriminación, violencia y no reciben educación ni referentes positivos sobre su realidad. En cambio, un dato positivo que nos da pistas sobre qué camino andar es que el alumando que tiene contac­to directo con personas LGTB o que ha recibido talleres o formación en diversidad sexual reduce considerablemente sus prejuicios y su actitud hostil hacia esta diversidad (INJUVE, 2010).

La educación sexual es un derecho reconocido como Derecho Humano en la Carta de Derechos Sexuales y Reproductivos, implica una educación integral, derecho constitucional que debe garantizarse a través de las legislaciones educativas, hoy en peligro con la promulgación de la LOMCE (llamada Ley Wert).

Para avanzar en una sociedad más democrática donde se respete la diversidad sexual existente es necesaria una apuesta firme y contundente por la educación sexual: nuestra mejor herramienta para destruir 'armarios'.

(1) Siglas de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales.

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